¿Kantera de Lezama? Mis huevos.

A mí me hace cierta gracia cuando el Bobby Charlton de la política, ese Iñaki Anasagasti del peinado tan bonito, acusa a La Real de tener a ‘mercenarios’ en su plantilla.  Pues hombre, con la pinta que tiene sería mucho más sensato callarse, pero bueno – si quiere llamar la atención más aún, será su problemilla.  No obstante, hay que confesar que Iñaki tiene cierta razón sobre los mercenarios, porque es verdad que los ha habido en la plantilla de La Real, aunque curiosamente ya entrenan en Lezama y juegan en el Athletic, y conducen coches mucho más chulos que los que conducían cuando entrenaban en Zubieta, si no me equivoco.

Íñigo Martinez (que nunca se ha destacado por sus habilidades detrás del volante), Yuri Berchiche, Mikel  Balenziaga… hasta los  jóvenes Unai López y los hermanos Guruzeta (todos formados en el Antiguoko) se pueden considerar ‘mercenarios’, sí señor.  Pero el pobre Mikel Oyarzabal – criado en el pueblo de Eibar, que, si no me equivoco se sitúa en Gipuzkoa –, que siente los colores de La Real tanto que está dispuesto a rechazar una oferta que le ganaría dos millones más al año, resulta que es un ‘mercenario’.

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El peinado de la discordia

Conclusión interesante, pero es verdad de que hoy en día es difícil esperar que salga algo inteligente de la boca de un político.   Triste pero cierto.  Y el PNV, partido tradicionalmente vinculado con el Athletic, también es muy capaz, de vez en cuando, de meter la pata en cuanto a cultura y sensatez.

El PNV, nacido en el siglo XIX, consideraba como verdad indiscutible el hecho de que Bizkaia y su núcleo Bilbao, fuera la representación de lo vasco, y que todo lo demás eran tonterías, como dicen los de Media Mkt.  ¿Acaso algunos siguen pensando lo mismo?  Recuerdo las palabras de un presidente de Athletic, recién jubilado, que opinó que ‘los mejores jugadores del País Vasco quieren jugar en el Athletic’, sin ni siquiera pasarles un cuestionario. Mal asunto, y uno que no es necesariamente compartido por todos los aficionados del Athletic, hecho que hay que subrayar.  Es decir que no todos sufren de la enfermedad de gilipipas perdidos, pero algunos sí.  Porque denegar a las personas de otras culturas futbolísticas su derecho de amar al club que quieren amar, es gilipollez, aunque todos tengan el derecho de jugar donde quieran, eso sí. Si Iñigo Martinez prefiere estar en el Athletic, pues bien, pero que no diga unos meses antes que ‘Yo no tengo segundo equipo’.  ¿Mercenario?  Tú me dirás.

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Mikel Oyarzabal – la cara cruel de un mercenario

Por lo tanto, criticar tanto a Oyarzabal es un crimen.   Y la ‘política de cantera’ que proclama Athletic al mundo – un mundo que devuelve su admiración justificable pero inocente – es realmente una política cascada, gastada, y una que depende exclusivamente en pescar descaradamente de las canteras de La Real, Osasuna y Alavés, rasgando los suelos desesperadamente hasta Rumanía para mantenerse.  Y al Eibar también, con las salidas de García y Capa. ¿Qué el País Vasco es la cantera de San Mames?  Que no, señores.  Es un insulto al trabajo de Zubieta – siempre lo ha sido y siempre lo será.   Además es triste.  La historia puede alabar al Athletic, pero kontxo, estamos hablando del presente.  ¿Acaso se recuerda la tabla final de la temporada pasada?  De los cuatro equipos vascos, el Athletic terminó cuarto, lo cual pueda pasar a cualquiera, noski, pero un poco de humildad no vendría mal.  Sin las canteras de Navarra y de Gipuzkoa, el Athletic estaría en Tercera (con o sin la ayuda de Villar).

No guardo rencor hacía el Athletic, a pesar de la reacción tonta de algunos de sus aficionados cuando me atreví a cuestionar su concepto de cantera en mi libro ‘Morbo’, escrito en 2001.  Ya me dejan pisar el nuevo San Mamés, que es una maravilla. Pero las relaciones hay que mantenerlas sanamente, y la dignidad también. Si al Athletic quiere ser admirado por su política de cantera, bla bla, que lo practique limpiamente.  Sin más.  Agur, y aupa Real!

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 Ese equipo (en rojo) en que todos quieren jugar

 

 

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